
Verduras de varios colores con una pequeña cantidad de grasas
Muchas frutas y verduras contienen unos componentes denominados carotenoides. Se trata de pigmentos naturales que dan bonitos tonos de color a los alimentos. Por ejemplo, los tomates, las zanahorias y las espinacas deben su color, respectivamente, al licopeno, al betacaroteno y a la luteína. Estos importantes componentes son liposolubles, es decir que, cuando comemos verduras con una cantidad muy pequeña de grasas, el cuerpo puede absorber más carotenoides. Por tanto, añadiendo grasas saludables de aguacate o de aceite de oliva a la ensalada, por ejemplo, podemos favorecer la absorción de los carotenoides presentes en la lechuga romana, las zanahorias y los tomates.
Vitamina C con verduras y cereales ricos en hierro
Los alimentos pueden contener dos tipos de hierro. Uno llamado hierro "hemo", presente en el pescado y la carne (roja y blanca), que el organismo absorbe con mayor facilidad que el denominado hierro "no hemo", presente en algunas verduras y cereales. Cuando tomamos vitamina C junto con una fuente de hierro no hemo, el cuerpo absorbe mejor el hierro. Por tanto, absorberemos mejor el hierro de las alubias si las tomamos con tomate. Las fresas ayudan a absorber el hierro de los cereales. Y el hierro de las espinacas se absorbe mejor si añadimos unos gajos de naranja o pomelo a la ensalada de espinacas.
Pescado y verduras de hoja verde.
El calcio de la leche se absorbe mejor si está enriquecida con vitamina D. Pero hay otra manera fantástica de combinar estos dos nutrientes: el pescado y las verduras. El pescado azul, como el salmón y la caballa aportan vitamina D y la verdura de hoja verde como los grelos, las hojas de mostaza y la col rizada aportan calcio. Si combinamos ambos tipos de nutriente, el cuerpo absorberá mejor el calcio de las verduras.
Por Susan Bowerman, Directora Sénior Mundial de Educación en Nutrición y Formación. Susan es consultora contratada por Herbalife Nutrition.
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